domingo, 29 de abril de 2007

Sopa



Muchas veces después de un reencuentro las palabras pasan a un segundo plano, opacadas por las miradas de reconocimiento...
Volver a sentir el aroma que su cuerpo regalaba al aire, era un placer difícil de igualar, y descubrir en su rostro esa sonrisa perversa helaba la sangre y paralizaba los miembros.
Todos los miembros.
Un reproche, innecesario, fue el detonante de besos húmedos, seguidos de una necesidad insostenible de tocar, abrazos fuertes que amenazaban con flaquear la decencia de ambos.
Otro reproche, insostenible, nos separo nuevamente quien sabe por cuanto tiempo.

- No me llamaste???- pregunto hiriendo.

- Para que??- conteste otra vez descreído.

1 comentario:

Cedra dijo...

El aroma y el abrazo son de la memoria,hasta que te acostumbas a otro aroma a otros abrazos.En cambio Las palabras (dichas o escritas) siempre esconden algo,las palabras difrazan, prometen, reprochan,desgastan y aveces matan."y ¿Para que?". Uno tiene que hacerce el boludo al escuchar lo que no quiso o procurar leer rapido y de reojo algo que le duele,para no sentirlo. seguir...