jueves, 26 de abril de 2007

La Araña Amuchástegui



En 1983, sus grandes actuaciones en el club cordobés llamaron la atención de todos. Por un lado, Carlos Bilardo lo convocó a su nueva Selección, y por el otro, el Valencia de España se obsesionó con conseguir sus habilidades.

El club “Che” desembolsó 300 mil dólares (una fortuna espectacular en esos tiempos) para el club y una cifra similar para el jugador para quedarse con el delantero, y en Córdoba no lo pensaron dos veces. Pero en la cabeza de Amuchástegui había dudas.

Dejar la vida con su familia era una idea insoportable, por más dinero que hubiera arriba de la mesa. De hecho, cuentan que, ya en el avión, el delantero no abrió la boca en todo el viaje.

Una vez en Valencia, los dirigentes españoles y cordobeses intentaron convencerlo de todas formas. Además de un contrato de cinco años y un departamento, el tesorero valenciano le ofreció en mano las llaves de un BMW cero kilómetro. Y el dirigente cordobés que había viajado con él le puso sobre la cama del hotel dos fajos de diez mil dólares cada uno para que aceptara quedarse. Pero no había nada que hacer, Amuchástegui ya había decidido dar media vuelta y volver

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